jueves, 29 de mayo de 2008

El que siembra recoge


En el curso de sus inducciones hipnóticas, Erickson gustaba de "sembrar" o establecer ciertas ideas que le servían de base para acciones ulteriores, no solo presentaba una intervención sino que sembraba la idea con anticipación. En el intervalo entre la siembra y la intervención, estimulaba al paciente a emprender una búsqueda inconsciente en torno de la idea o catagoría de ideas a que aludía al concepto sembrado.
Erickson siempre miraba hacia adelante con sus clientes y trazaba sus planes con anticipación, fundaba sus conductas actuales en lo que él sabía que vendría despés.
También podemos concebir la siembra como una "sugestión prehipnótica" que nos permiten plantar las directivas futuras y entre las técnicas prehipnóticas se incluyen recurrir a los valores del paciente, hablar en su lenguaje experiencial, regular el ritmo, avanzar con pequeños pasos estratégicos, emplear el drama terapéutico y la técnica de confusión (Erickson, 1964). El tiempo dedicado a maniobras prehipnóticas abrevia paradójicamente el tratamiento al reducir la resistencia del paciente...."vísteme despacio que tengo prisa".
Me gustaría tomar un ejemplo en la idea de la levitación del brazo y las maneras de sembrar este fenómeno hipnótico para su posterior realización en el estado de trance. Antes de sugerir la levitación se podría tocar apenas la mano del paciente, o saludarle con un apretón de manos suave para ir sembrando el concepto de liviandad para luego elaborarlo por medio de sugestiones posteriores. Podríamos también relatar una serie de historias por ejemplo cómo levantamos la mano en el aula, recogemos fruta de un árbol, nos rascamos la cabeza, etc. O también utilizando frases triviales como: Ahora su mano descansa sobre sus pantalones; puede sentir la textura en la tela de su falda; o no puede percibir todas las sensaciones de movimiento presentes en su mano.
Podemos también concebir la inducción como siembra de terapia, ya que en ella creamos o acrecentamos una capacidad de respuesta. En este sentido, la conducta proclive a la respuesta se sembraría directamente en la inducción y serviría de base a la terapia inmediata.
Bueno ya sabéis algo más de una de las técnicas ericksonianas más importantes y menos comprendidas.
Me despido con una frase: "Siembra un árbol... y harás feliz a un perro".

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy bueno, efectivamente no hay mucha gente que comprenda esta técnica en su totalidad